“Acto seguido, fue conducido a la sala destinada a Capilla,
que se encuentra enclavada en el piso de abajo del cuartelillo de la Guardia
Civil de esta ciudad, haciéndole saber que podía pedir los auxilios que
necesitase, compatibles con su situación, a lo que el reo contesta que nada
tenía que pedir”. Es la prosa fría de la Causa 1306/36, abierta por un supuesto
delito de “rebelión militar”.
La muerte madruga. Son las cinco y media, el pelotón de
fusilamiento está formado en un terreno en pendiente, ubicado en la Avenida de
Buenos Aires. “Colocado el reo en dicho campo, frente al piquete, fue dada la
orden de fuego, recibiendo aquel cinco balazos, tres en el tórax y dos en la
región precordial”, figura en el citado sumario. Un médico determina que
falleció “por un colapso cardíaco”. Pancho Varela tenía 39 años.
Un fragmento de la sentencia |
Numeriano Mathé y Pedroche presidía el Consejo de Guerra Permanente, formado en el edificio de la Deputación Provincial, que lo condenó a muerte el día 16 de abril de 1937. Diez años después, un periódico lo calificaba de “persona de gran bondad para cuantos tuvieron la dicha de tratarlo”. Lo formaban: Ramón Rivero de Aguilar, cuyos restos y los de su familia tienen espacios reservados en lugares de culto; Antonio Fontenla Romero, que estuvo al frente del campo de concentración de Camposancos (A Guarda), los exalcaldes de A Estrada y A Coruña, Pedro Gil Crespo y José Pérez Arda, respectivamente; Luis Gómez Pantoja, que dejó la huella de su labor represiva en Vigo, y Victoriano Pérez Llovera.
El general de División Nicolás Rodríguez-Arias y Carbajo
presidió el Tribunal Militar de Valladolid que ratificó el fallo, contando como
vocales con Luciano Conde-Pumpido Tourón, cuya firma figuran en varias
sentencias de muerte; Francisco Fermoso Blanco, cuyo procesamiento por
detención ilegal y crímenes contra la humanidad fue solicitado por el ex-juez
Baltasar Garzón transcurridos 53 años desde su muerte, el vicealmirante de la
Armada José María Gámez y Fossi, y Emilio de la Cerda y López Mollinedo, miembro
de un patronato que venera a una santa y explotador de los presos en varios
campos de trabajos forzosos de Andalucía.
En un documento firmado el día 12 de febrero del año 2024, el
Gobierno de España, a través del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática,
declara “ilegal e ilegítimo el tribunal que juzgó a D. Francisco Varela
Garrido, así como los jurados y cualesquiera otros órganos penales o
administrativos que, a partir del Golpe de Estado de 1936, se hubieran
constituido para imponerle, por motivos políticos, ideológicos, de conciencia o
creencia religiosa, condenas o sanciones de carácter personal, así como la
ilegitimidad y nulidad de sus resoluciones”.
Pancho Varela |
En el mismo documento, rubricado por el ministro Ángel Víctor Pérez Torres, figura que “se declaran igualmente ilegítimas y nulas las condenas, sanciones o resoluciones dictadas contra D. Francisco Varela Garrido, tanto judiciales como administrativas, producidas por razones políticas, ideológicas, de conciencia o de creencia religiosa, durante la Guerra de España o durante la dictadura posterior” y subraya que “tiene derecho al reconocimiento y a obtener la reparación moral y la recuperación de su memoria personal, familiar y colectiva”.
Pancho Varela nace el día 2 de abril del año 1898 en la Casa
do Arco de Cerdedo. Gerardo, su padre es nombrado alcalde de este municipio en
1902. Es un representante del caciquismo, personificado en la figura del
marqués de Riestra. Lejos de seguir la estela de su progenitor, sigue con
atención los movimientos sociales y políticos que cuestionan un sistema en el
que unos pocos privilegiados condenan a la miseria a la mayoría de la
población.
Promueve actividades para divulgar el conocimiento del
entorno y la creación de un equipo de fútbol, participa en la comisión que
organiza el Entroido y habilita un local de su familia para convertirlo en un
salón de cine y teatro. Pancho Varela ejerce como corresponsal de El Pueblo Gallego. “Cuando todo es
mentira, un asomo de verdad, de sanidad, de buena hombría, es el destello de
una joya en el estercolero”. Así lo define el periodista Joaquín Castrillón en El Progreso,
en 1928.
“Con gran júbilo me enteré de la idea (…) acerca de la
creación de bibliotecas populares y centros culturales”, escribe el mismo año
el abogado, escritor y periodista de Cuntis Xohán Xesús González “Cerdedo, por
fortuna, empieza a reaccionar, y si a esto unimos el celo e interés que nuestro
buen amigo Pancho Varela, activo corresponsal de El Pueblo Gallego,
acostumbra a desplegar en asuntos de esta índole, no se hará esperar la
reconversión de tan fausta idea en realidad”, añade.
Casa natal de Pancho Varela, Cerdedo |
El triunfo de las candidaturas de izquierda y agraristas es aplastante en las elecciones municipales celebradas en 1931: consiguen once de las trece actas. Pancho Varela está afiliado a Izquierda Republicana y es nombrado juez municipal en 1932. Ejerciendo esta función, ordena la detención de varios pistoleros que participan en una procesión que la derecha y el clero quiso convertir en una demostración de fuerza en la calle, donde se queman ejemplares de El Pueblo Gallego.
En 1934 es detenido por apoyar la Huelga General
Revolucionaria convocada por los mineros asturianos, el joyero y relojero de
Pontevedra Arturo Rey abona la fianza que le permite eludir la prisión, y tribunal
que lo juzga lo declara inocente. Entonces compagina su labor con la de secretario
en el Ayuntamiento de Latarce (Valladolid).
Dos años después es nombrado secretario del Concello de
Cerdedo. “Supongo que cuando recibas ésta ya estará posesionado el Bloque en el
Ayuntamiento, y a mí se me ocurre decirte que no sea lo de la otra vez; sin
escrúpulos de ninguna clase, debéis desposeer a toda aquella canalla de los
privilegios que siempre gozaron”, le recomienda Manuel García Beiro, un
cerdedense que se había establecido en A Cañiza, donde se encarga de la
dirección de la banda de música.
Cuatro diputados visitan Cerdedo: Alfonso Daniel Rodríguez
Castelao (Partido Galeguista), Celestino Poza Cobas (Unión Republicana), el
socialista Armando Giance Pampín y el comunista Adriano Romero Chacinero.
El 18 de julio, un sector del ejército se levanta en armas
contra la República. La noticia llega a Cerdedo un día después. Varias decenas
de vecinos se concentran, armados con escopetas de caza y aperos de labranza, y
vigilan los domicilios de los derechistas más destacados. El alcalde es
entonces Luciano García Ventín, que da un paso atrás, mientras Pancho Varela lo
hace en dirección contraria y es nombrado delegado del Gobierno. El Concello
pide la entrega de las armas. El 21, un destacamento de la Guardia Civil,
procedente de Pontevedra, asume el poder.
No suenan disparos, no hay víctimas, pero Pancho Varela y
otros dirigentes saben que irán a por ellos y buscan refugio en el Monte do
Seixo, desde donde logra organizar su huida hacia Monleras (Salamanca), donde Ramón
Cachafeiro Varela (hijo de una de sus hermanas) es el contratista de las obras
de construcción de una carretera, con la finalidad de atravesar la frontera y
refugiarse en Portugal.
Edificio donde se encontraba la farmacia de Monleras |
En esta localidad traba amistad con el farmacéutico, Francisco Martín, y a través de un aparado de radio situado sobre el mostrador de su botica trata de seguir el curso de los acontecimientos. Pancho Varela le pregunta “que si no parecía que esas muertes que hacían las autoridades, dejando los cadáveres a los lados de las carreteras, eran muy violentas”. Su interlocutor le responde con evasivas. Ambos juegan habitualmente a las cartas con otra pareja. El 29 de agosto falta a la cita uno de ellos, y aprovecha un paseo para le exponerle el motivo de su presencia, a pesar de que el boticario le pide que no lo desvele. Días después, lo delata.
En la fonda de la tía Tomasa de esta localidad es detenido el
día 2 de septiembre y encerrado en una cárcel de Salamanca. Después de haber
estado preso en la Escuela Normal de Pontevedra (donde había estudiado
Magisterio) y en el campo de concentración de San Simón (Redondela). En abril
de 1937 se celebra el juicio. En el sumario de la causa 1306/36 figura una
declaración en la que Ramón Cortizo Lorenzo lo califica de “dirigente de masas
socialista”. Aurelio Varela Río, O
Carrapón, asegura que “indujo al
envenenamiento del vecindario”. Ventura Pérez Alvite, el cura, dice de Pancho
Varela que es “el individuo más activo y peligroso del contorno”.
A Ramón Cortizo Lorenzo le había quitado la pistola en la
procesión, a Aurelio Varela Río, O
Carrapón, lo había denunciado por maltratar a su suegra y a una hija,
y a Ventura Pérez Alvitre le pidió, en público, que no cobrase por oficiar el
entierro de un indigente al que tampoco su familia cobró nada por los servicios
funerarios que le prestó, incluida la estancia del velatorio.
Francisco González Caramés, Majito, lo sitúa en las
“izquierdas extremas”. “Un individuo de acción y peligroso, sobre todo desde
que se implantó la República”, declara Francisco Cerdeira Gil, el mismo al que
el alcalde, Antonio Sueiro Cadavid, firmó una documento avalando su formación
para dirigir bandas de música, incurriendo en un error administrativo que le
costó el puesto y una multa en una condena firmada por el juez de A Estrada
Fermín Bouza-Brey Trillo. Fue entonces cuando asumió la responsabilidad de
dirigir el Concello Luciano García Ventín. Haber tenido que abandonar la
Alcaldía le permitió seguir vivo.
Plano de la cárcel de Pontevedra donde pasó las ultimas horas de su vida |
El defensor de Pancho Varela, Julio Conde, trata de desmontar las acusaciones de las que es víctima: “Es una página digna de figurar en aquellas obras truculentas que bajo el título La policía y sus misterios, tantos ataques nerviosos y desmayos ocasionó entre nuestras románticas abuelas: Que estuvo al frente de diez mil hombres armados con escopetas y pistolas, y en posesión de una pistola de veintidós tiros”, exclama asombrado.
“En Cerdedo no hubo, el 20 de julio, rebelión marxista ni de
ninguna otra índole, y los procesados no tuvieron más preocupación que la de
hacer respetar el orden, como felizmente consiguieron”, subraya. Pero la
sentencia de la Casusa 1306/36 (una referencia que es también el título de un
libro escrito por el autor de este reportaje, editado en el año 2018, en el que
se basa este relato) ya estaba dictada antes de que comenzase el juicio.
El médico que certifica el fallecimiento de Pancho Varela se
llama Hermógenes Abilio Vidal. Es un joven galeno que ejerce su labor en A
Insuela (Cotobade) y había participado en la campaña de apoyo al Estatuto de
Autonomía de Galicia. Semanas atrás del fusilamiento, en su casa se habían
presentado varios componentes de la Guardia Cívica, pero no lo encontraron
porque estaba atendiendo un parto en un domicilio próximo. La mediación del
deán de la Catedral de Santiago evitó su muerte.
Tres vecinos de Aldán (Cangas): José Gallego Nogueira, O Neno da Camiña, funcionario municipal de 37 años; Antonio Fernádez Fernández, El Pavito, (32), militante del PSOE y presidente de la Sociedad de Oficios Varios de la UGT, y José Mejuto Bernárdez, afiliado al mismo sindicato, y José Meis Martínez, un maestro de Seixo Marín, también con el carné del sindicato socialista, acompañan a Pancho Varela cuando los soldados levantan los fusiles y disparan. Cinco asesinatos.
Lauda que recuerda a Pancho Varela en el Campo das Laudas (Meilide-Cerdedo) |
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