Asesinos a sueldo en Cambados


John Jairo Salcedo viste traje de color beis, corbata marrón y camisa de un amarillo pálido. Su aspecto es impecable. Podría deducirse que se dirige a una boda, a un bautizo o a cualquier acto social, si sus manos no estuviesen esposadas. Lo conduce un guardia civil.
No lo veo, no existe. Durante varios
años, las noticias de las relaciones entre narcotraficantes arousanos y colombianos eran recibidas con escepticismo, y desde más de un foro las tachaban de sensacionalistas. Fue preciso verles las caras. Fue entonces cuando la sociedad abrió los ojos.
Y tal cosa sucede a finales de
septiembre de 1994. Cuatro colombianos son conducidos a las dependencias judiciales de Cambados. Por la calle Ourense pasan John Jairo Salcedo, Luis Aldemir Pulido, Abel de Jesús Vázquez y Hernando Gómez Ayala.
El día 12 del mismo mes, Manuel
Baúlo Trigo, el jefe del clan de Os Caneos, pasea por las cocina de la vivienda, en la calle Hospital, cuando su esposa, Carmen Carballo Jueguen, abre la puerta del garaje para que salga el perro y se encuentra con un desconocido armado con una pistola.
El intruso, acompañado por un
compinche, accede a la cocina. Baúlo tiene tiempo de llamar a voces a sus hijos. Con un disparo a bocajarro, John Jairo Salcedo corta de cuajo cualquier posibilidad de que pueda utilizar el teléfono.
Carmen Carballo observa la escena
mientras Abel de Jesús Vázquez le tapa la boca. Se resiste, y el sicario le pega un tiro: el proyectil le atraviesa la cara a la altura de la mandíbula y se aloja en el hemitórax izquierdo, afectándole la médula.
Una ambulancia los traslada al
Hospital Provincial de Pontevedra. Manuel Baúlo fallece y a Carmen Carballo la llevan al Hospital Xeral de Vigo. Desde entonces, se encuentra en una silla de ruedas. La respuesta de las fuerzas de seguridad es inmediata.
Tres días después son detenidos
los tres en Madrid. En una comisaría de Vigo se encuentra otro presunto implicado: Hernando Gómez Ayala.
Llega el momento de reconstruir
el argumento y determinar las causas que estarían en su origen.
El proceso se pone en marcha
cuando el cártel de Bogotá contrata a John Jairo, que tenía entonces 27 años; Luis Aldemir, de 23, y Abel de Jesús, con 28 años, para ajustarle las cuentas al jefe de Os Caneos. Los investigadores consideran a Gómez Ayala, un hombre vinculado al clan de Los Charlines, el organizador.
Desde Madrid se trasladan a Sabarís
(Baiona), para seguir los pasos del arousano. A continuación, Luis Aldemir viaja a Cambados y se hospeda en un hotel situado en Castrelo.
Cada mañana, este joven viaja en
bicicleta hasta Cambados para estudiar el mejor itinerario de huida cuando llegue el día señalado,pero su presencia no pasa desapercibida.
Carmen Carballo se fija en él. En
las diligencias judiciales, declara que lo había visto días antes del crimen. Le resulta extraño ver a quien creyó que se trataba de un turista en el mes de septiembre.
John Jairo y Abel de Jesús abandonan
su escondrijo, reciben las pistolas, viajan en un vehículo, ejecutan la acción y huyen. Luis Aldemir se aleja en la bicicleta.
Gómez Ayala había sido procesado
en la Operación Nécora, se encontraba en libertad provisional y tenía prohibida la salida de España cuando comete la imprudencia de hacer dos llamadas desde Portugal. Su teléfono está pinchado.
Los destinatarios son el propietario
de la vivienda de Sabarís (Baiona), un hombre procesado por asuntos relacionados con el narcotráfico, y el propietario del piso de Madrid donde están alojados los colombianos.
Un registro permite a los investigadores
hallar una foto en la que puede verse a John Jairo, Luis Aldemir y Abel de Jesús. Este documento pone de relieve que mienten cuando aseguran que no se conocen entre sí.
Los tres eran condenados a las
mismas penas: 19 años por el asesinato de Manuel Baúlo, 14 por haber intento acabar con la vida de Carmen Carballo y uno por tenencia ilícita de armas.
Los demás imputados son absueltos.
En esta lista figura Josefa Charlín, hija de Manuel Charlín, un hombre con el que el fallecido había mantenido a larga y fructífera relación. Las desavenencias surgidas entre ambos es una de la hipótesis que se barajan para interpretar lo ocurrido.
Los Charlines ocupan la cúspide
del negocio y tratan directamentecon los clanes colombianos que le suministraban la cocaína, mientras que Os Caneos se encargaban de la infraestuctura.
Cuando una patrullera se acercó
al ‘Halcón II’, en cuya bodega estaban alijadas tres toneladas de droga, sus tripulantes la arrojaron por la borda creyendo que podrían recuperarla, pero el contenedor donde se encontraba recibe un golpe y se esparce por el mar.
Los colombianos sospechan que
tratan de engañarlos, Baúlo reclama a Charlín el dinero por el trabajo y el vilanovés se niega a pagar. El cambadés se considera engañado y declara ante el juez Baltasar Garzón, con sus hijos Daniel y Anselmo. Le llega el recado de que se cierre la boca.
En 2006, la Audiencia Nacional
absuelve a los 25 miembros del clan, al entender que no había sido respetado el principio de contradicción en las declaraciones de Baúlo y dos de sus hijos porque las defensas no pudieron interrogarlos.
La segunda variante para explicar
lo acontecido es de corte sentimental. Daniel mantuvo relaciones con una hija de José Luis Charlín, Yolanda, salpicadas con una denuncia de ésta en la que lo acusaba de haberla agredido.
El 30 de octubre de 1996, la Audiencia
Provincial lo condenaba a dos años de prisión por agresión y tenencia ilícita de armas (le habían incautado una escopeta de cañones recortados y un revólver).
Ni este episodio, ni el procesamiento
de Josefa Charlín por el asesinato de su padre, puede frenar el descomunal impulso que provoca la atracción entre dos personas.
Actualmente, Daniel
vive con una hija de José Benito Charlín, hermano de Manuel y José Luis, que pasó del contrabando de tabaco al tráfico de hachís y fallecía al sufrir un paro cardíaco en mayo de 2005.

Diario de Pontevedra (21-12-2008)
crónicas salvajes
1/16/2011
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Comentarios

  1. Felicidades por el relato. Creo que cuando alguna gente que no es de nuestra tierra, lea este articulo, pensara que esta lellendo algun fragmento de la Reina del Sur o similar. Parece mentira que en nuestra ria sucediesen y sucedan actos o historias como esta. Felicitaciones de uno de la Vila que reside en Pamplona. Nando

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