Zorros en la catedral

En 1977, Carl Sagan planteó una pregunta a un pintor y productor radiofónico de Toronto. Quería saber cómo podría un artista expresar la esencia de la identidad humana a un público que no hubiera tenido el menor contacto con los seres humanos. Con Frank Drake, astrofísico como él, Sagan acababa de ser invitado por la NASA a diseñar algo significativo sobre la humanidad que acompañara a las naves Voyager (I y II) en sus visitas a los planetas exteriores y en su posterior viaje a través del espacio interestelar.
Idearon un disco de cobre, recubierto de oro, de treinta centímetros de diámetro, capaz de registrar tanto imágenes como sonidos, para lo que dispone de una aguja fonográfica.
En el apartado de imágenes figuran diagramas del ADN y del sistema solar, además de fotografías captadas en la naturaleza, paisajes rurales y urbanos, arquitectura, hombres cazando, gente comiendo, atletas en plena competición o a una pareja de seres humanos en la que en el útero de la mujer se está desarrollando un feto.
Saludos en cincuenta y cinco idiomas, sonidos del mar, el viento, la lluvia y el fuego, aullidos de lobos, besos, música de los pigmeos navajos y de mariachis, canciones de Louis Amstrong, el aria La reina de la noche, de la ópera La flauta mágica, de Mozart, o el cuarteto de cuerda Cavatina, de Beethoven, forman parte de la selección realizada.
Las Voyager fueron lanzadas en 1977. Ambas pasaron junto a Júpiter en 1979 y alcanzaron Saturno dos años después. La Voyager I se internó en el Polo Sur de dicho planeta y actualmente se encuentra más lejos de la Tierra que cualquier otro objeto creado por los seres humanos. La Voyager II visitó Urano y Neptuno y está dejando atrás el Sol.

Frank Drake
Carl Sagan


Alan Weisman
El viaje interestalar fue proyectado para no tener límites temporales ni geográficos. Como un paseo a través de la eternidad entre miles de galaxias. Sagan y Drake confiaban en que algún ser inteligente que navegara por el espacio fuese capaz de descifrar los mensajes gráficos y sonoros enviados desde un minúsculo planeta situado a billones de kilómetros de distancia llamado Tierra.
Cuando se vengan abajo los tejados de la Catedral y de los edificios de la Cidade da Cultura de Compostela, los árboles crecerán en los espacios que ocuparon las naves, capillas, salas y oficinas. Zorros, lobos, osos, jabalíes y corzos se convertirán en sus pobladores. Al final, cuando la erosión, convierta a las Voyager en polvo estelar, las ondas sonoras y los diagramas es todo lo que se conservará de los seres humanos: una gota en un océano, un instante en millones de años. Tal vez entonces, alguien se emocione mientras escucha el Canto nocturno de los indios navajos o las gaitas de Azerbaiyán, o traten de descifrar el significado de una mujer amamantando a un bebé, tres mensajes poéticos que también figuran en el catálogo enviado desde la Tierra.





CRONOLOGÍA EN UN MUNDO SIN SERES HUMANOS

DOS DÍAS. Con los mecanismos de drenaje desactivados, los túneles del metro se inundan.
SIETE DÍAS. Los generadores diésel, que impulsan el agua de los circuitos de refrigeración de los reactores nucleares, se quedan sin combustible y el mecanismo para.
UN AÑO. Los millones de pájaros que mueren cada año en todo el mundo sobreviven gracias al fallo de las luces de localización de las torres de comunicación y a la inanidad de los cables de alta tensión.
DIEZ AÑOS. El tejado con la grieta, que ya tenía goteras hace una década, desapareció hace tiempo.
CIEN AÑOS. Las poblaciones de pequeños depredadores (mapaches, comadrejas y zorros) disminuirán a raíz de una responsabilidad de los seres humanos: los gatos asilvestrados desestabilizan la cadena trófica.
TRESCIENTOS AÑOS. Los puentes se derrumban. Los diques se anegan, se inundan y se vienen abajo. Ciudades construidas en los deltas de los ríos y en los rellenos del litoral son arrastradas por el agua.
MILES DE AÑOS. Cualquier construcción que quedara en pie en Nueva York acaba convertida en un inmenso bloque de hielo.
TREINTA Y CINCO MIL AÑOS. El suelo queda limpio del plomo depositado durante la era industrial (el cadmino desaparecerá después de75.000).
CIEN MIL AÑOS. El dióxido de carbono vuelve a los niveles previos a la aparición del ser humano (puede que incluso tarde más).

CIENTOS DE MILES DE AÑOS. Aparecen los microbios capaces de degradar el plástico.
TRES MIL MILLONES DE AÑOS. Aunque en formas inimaginables para nosotros, la Tierra sigue siendo un planeta con vida.
DIEZ MILLONES DE AÑOS. Las esculturas de bronce son reconocibles todavía.
MÁS DE CINCO MIL MILLONES DE AÑOS. El Sol, en su fase de gigante roja, se expande y engulle los planetas más cercanos; entre ellos, la Tierra.
LA ETERNIDAD. Nuestras emisiones de radio y televisión, probablemente fragmentadas, siguen viajando por los confines del Universo.
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4/15/2020
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