A los pies del Tungurahua




Dejarlo todo y cambiar de vida. No regresar. El parĂ©ntesis que supone unas vacaciones permite descubrir potencialidades y facetas que las obligaciones del dĂ­a a dĂ­a mantienen ocultas, y que afloran a la superficie cuando uno se convierte en dueño de su tiempo. Entonces sobrevuela la tentaciĂ³n, que incita a dar un giro, para acabar desvaneciĂ©ndose casi siempre.
Tal cosa le sucediĂ³ a Andrea Crespo Torres cuando se encontraba a los pies del Tungurahua, un volcĂ¡n situado en Ecuador. MarcĂ³ el nĂºmero de telĂ©fono de Tele Mundo, en Miami, y le comunicĂ³ al responsable de su departamento que no contase con ella, porque habĂ­a decidido caer en la tentaciĂ³n y no estaba dispuesta a quedarse con la miel en los labios.

Las dos personas que la acompañaban en lo que habĂ­a sido proyectado como una semana de vacaciones retornaron a la ciudad estadounidense, y Andrea FernĂ¡ndez buscĂ³ un apartamento en Baños de Agua Santa, dispuesta a sacarle el mĂ¡ximo provecho al dinero que habĂ­a logrado ahorrar despuĂ©s de haber trabajado durante dos meses montando noticias en el segundo canal de televisiĂ³n mĂ¡s potente de Estados Unidos despuĂ©s de UnivisiĂ³n.
Situada en un punto prĂ³ximo al centro geomĂ©trico del territorio ecuatorial, Baños de Agua Santa es una localidad asentada a 1.820 metros de altitud sobre el nivel del mar, asentada sobre un valle que rodean paredes de un intenso verde, por las que se deslizan cascadas de agua plateada que lamen la piedra, cuyos 20.000 habitantes viven con una maleta al lado de la puerta porque saben que el volcĂ¡n puede rugir en cualquier momento y, cuando lo escuchan, saben que deben evacuarlas de inmediato.
«Nunca habĂ­a estado sola en ningĂºn sitio, pero algo me decĂ­a que tenĂ­a que quedarme allĂ­», explica Andrea Crespo.
Pero lo que es sola, estuvo muy poco tiempo, porque en un pueblo que vive primordialmente del turismo y ofrece la posibilidad de practicar deportes tan poco convencionales como rafting, canoa, kayaking, puenting, escalada o downhill, ademĂ¡s de nataciĂ³n, sus pasos se cruzaron con los de los componentes de un equipo francĂ©s de parapente acrobĂ¡tico.
«DebutĂ© a lo grande», comenta. Y tanto, porque el feliz encuentro, que tuvo lugar en enero del 2011, le permitiĂ³ volar en tĂ¡ndem y observar el Tungurahua, un volcĂ¡n cuyo nombre lo dice todo en dos palabras quichuas: tungur (garganta) y rauray (ardor).
Su Ăºltima erupciĂ³n se produjo en el año 2012 y hasta hoy estĂ¡n registrados varios episodios; el Ăºltimo tuvo lugar el 21 de agosto, cuando 16 explosiones fueron el detonante de una lengua de ceniza incandescente de 25 kilĂ³metros de longitud.


VĂ­deos y fotos. «Me encantĂ³ el tema, empecĂ© a grabar vĂ­deos y hacerles fotos y me unĂ­ al grupo», comenta. Pero antes de incorporarse al equipo de parapentistas, que hizo escala en Ecuador despuĂ©s de haber realizado saltos en PerĂº y Chile,Andrea Crespo tuvo tiempo para ir a al mercado, como si se encontrase en A Illa de Arousa, su localidad natal, hacer amigo y recorrer la Ruta de las Cascadas.
Antes de llegar a Baños de Aguas Santa habĂ­a recorrido las calles de Guayaquil, una ciudad cuyo trĂ¡fico define con la palabra caĂ³tico y bajo un calor aplastante. «Dicen que es bastante peligrosa y que abundan los secuestros exprĂ©s, pero yo estuve allĂ­ una semana y no me ocurriĂ³ ningĂºn percance», recuerda.
«Tienes que saber cuĂ¡ndo no debes sacar la cĂ¡mara y quĂ© barrios evitar segĂºn quĂ© hora» agrega. Guayaquil quedĂ³ atrĂ¡s y el destino la llevĂ³ hasta una localidad llamada San Juan Bautista de Ambato, situada a poco mĂ¡s de una hora de la selva amazĂ³nica, a una altitud sobre el nivel del mar de 2.577 metros y con un amplio historial de destrucciĂ³n, por terremotos y erupciones volcĂ¡nicas.
Desde este lugar divisĂ³ por primera vez el imponente crĂ¡ter del Tungurahua, elevĂ¡ndose mĂ¡s de cinco kilĂ³metros, y se encaminĂ³ hacia Baños de Agua Santa para tenerlo mĂ¡s cerca.
Finalizada la escala en esta localidad, se dirigiĂ³ con los parapentistas de Grenoble hacia San Pedro de Pelileo, tierra de grandes ebanistas, conocida con el sobrenombre de Ciudad Azul porque la actividad econĂ³mica que le reporta mĂ¡s beneficios es la confecciĂ³n de pantalones vaqueros.
Pasan los pueblos, pasan las ciudades y queda atrĂ¡s Ecuador en el peregrinar buscando las cumbres desde las que saltar y dejarse levar por el viento. AsĂ­ llegaron a Manizales y a Pereira, dos ciudades de Colombia cuyos cafetales vieron desde el cielo.

«MedellĂ­n es la cara opuesta de BogotĂ¡, Cali o Quito», expone Andrea Crespo, que guarda en su memoria la imagen de una ciudad de arquitectura moderna, cuyo metro nada tiene que envidiar al de cualquier capital europea.
Fue el punto final de la experiencia, y despuĂ©s se desplazĂ³ hasta BogotĂ¡ para subir a un aviĂ³n que la dejĂ³ en el aeropuerto de Miami de nuevo. Se habĂ­a marchado por una semana y transcurrieron tres meses.
No es una modalidad deportiva de riesgo, pero no por eso deja de reconocer que resulta peligroso viajar en autobĂºs por Ecuador y Colombia a travĂ©s de unas estrechas y sinuosas careteras, habitualmente de tierra, escarbadas en las faldas de las montañas, que dejan a la vista los precipicios.
«Compiten entre ellos para llegar antes a las paradas y coger a los pasajeros, y luego es habitual que paren en una fuente para permitir que una mujer pueda bajar a coger agua», comenta.
Hacerlo de noche, siendo mujer, y sola, incrementa las posibilidades de verse en un apuro. Ella lo hizo. «SerĂ¡ por ignorancia, pero no pasĂ© ningĂºn miedo. Cuando regresĂ©, mis amigos y conocidos preguntaban que si me habĂ­an robado, y les respondĂ­ que volvĂ­ con mi cĂ¡mara, mi ordenador y mi telĂ©fono mĂ³vil», apunta.
Y regresĂ³ con el bienestar que le dejĂ³ haber sentido la amabilidad de desconocidos que pronto dejaron de serlo porque siempre se mostraron dispuestos a ayudarla, con una sonrisa en el rostro, y que le abrieron las puertas de sus casas.


TĂ³picos. Los tĂ³picos, tantas veces hijos de los prejuicios, se caen caminando «La compañía Avianca usĂ³, en Miami, un lema parecido al que utilizaron hace años en Euskadi: Colombia, el Ăºnico riesgo que puedes correr es querer quedarte», expone su compañero, CĂ¡ndido Couceiro Mouriño, de Rebordelo (Cotobade), en una conversaciĂ³n celebrada en el parque de O Piñeiriño de VilagarcĂ­a, que no suscita el interĂ©s de ‘Romeo’.
«Ahorita pueden ser horas, no puedes cabrearte, y cuando una discusiĂ³n parece que va acabar a golpes finaliza con sus protagonistas riĂ©ndose», comenta CĂ¡ndido Couceiro recordando una escena vivida por ambos en Santo Domingo, donde tambiĂ©n presenciaron una pelea de gallos en el autobĂºs, con el revisor realizando las funciones de Ă¡rbitro.
Y de regreso a Miami, con los bolsillos prĂ¡cticamente vacĂ­os, el viaje siguiĂ³ reportando beneficios a Andrea Crespo, que se encontrĂ³ con una oferta de trabajo de Tele Mundo, empresa que la contratĂ³ de nuevo al considerar que su experiencia en Ecuador era el mejor aval para encargarse de la grabar varios episodios del programa ‘Ecuatorianos por el mundo’, que emite la televisiĂ³n pĂºblica.
Tuvo tiempo para regresar a VilagarcĂ­a, documentarse y hacer los preparativos necesarios para permanecer mes y medio lejos de casa en una gira que la llevĂ³ a Ucrania, Austria y Eslovaquia.
«Fue perfecto, porque el trabajo me permitĂ­a hacer lo que mĂ¡s me gusta, viajar», reconoce. El calor plomizo de AmĂ©rica del Sur dio paso a temperaturas bajo cero en Kiev, donde entrevistĂ³ a un estudiante de mecĂ¡nica de aviaciĂ³n.
Ante su cĂ¡mara tambiĂ©n pasaron un abogado de una consultora del Consejo de EnergĂ­a Nuclear de Gratz, una cantante de la Ă“pera de Viena o un monitor de zumba que intentaba enseñar a bailar a unos aprendices de aficionados mĂ¡s bien inexpresivos.
«La gente fue muy abierta porque necesitaba decir cĂ³mo vive y comunicarse con los suyos, algunos lloraban», comenta antes de subrayar que para los entrevistados fue una sorpresa mayĂºscula encontrarse con una entrevistadora y cĂ¡mara española de A Illa de Arousa. «Ya veis, me enamorĂ© de vuestro paĂ­s», les respondiĂ³.


canadĂ¡. Viajar y conocer nuevas culturas empuja a Andrea Crespo y a CĂ¡ndido Couceiro, pero tambiĂ©n la necesidad obliga, por eso ambos, de 31 y 34 años, respectivamente, estĂ¡n preparĂ¡ndose para dejar España ante la falta de alternativas laborales, y ya tienen decidido el destino, serĂ¡ CanadĂ¡.
«SurgiĂ³ la posibilidad y sabĂ­amos que aquĂ­ no vamos a tener una oportunidad, siendo yo cĂ¡mara y Ă©l arquitecto, barajamos LatinoamĂ©rica y Europa para decidirnos por CanadĂ¡», comenta Andrea Crespo. Ya cuentan con el visado, viajarĂ¡n despuĂ©s del verano y todavĂ­a no eligieron la ciudad.

«Amigos mĂ­os, y amigos de sus amigos que salieron de la Escuela de Arquitectura de A Coruña, como yo, estĂ¡n en Vancouver y Montreal y nos aclararon muchas dudas porque ya pasaron por la situaciĂ³n a la que vamos a enfrentarnos nosotros», argumenta CĂ¡ndido Couceiro. Otros se fueron a China y la prĂ¡ctica totalidad de su promociĂ³n optĂ³ por emigrar.
El destino podrĂ­a ser Quebec o Montreal, que estĂ¡ a cinco horas de Miami, donde vive la madre de Andrea Crespo, y a una y media de Nueva York, pero no descartan Edmonton, en Alberta, porque su industria petrolera es fuente de trabajo, ni Calgari, donde tampoco falta ocupaciĂ³n para profesionales formados y con conocimientos de idiomas como ellos.
La elecciĂ³n de la ciudad tendrĂ¡ que esperar, pero parece secundario escuchando la pregunta que se hace CĂ¡ndido Couceiro: «¿QuĂ© puedes esperar de un paĂ­s en cuya bandera hay una hoja de arce?». A renglĂ³n seguido, responde, «lo dice todo».
Quien no dice nada es ‘Romeo’, un galgo inglĂ©s que corretea por el parque de O Piñeiriño y encontrĂ³ abandonado hace cuatro años Andrea Crespo en Sanxenxo. TambiĂ©n viajarĂ¡ a CanadĂ¡. «Si pudiese hablar, me gustarĂ­a saber si serĂ¡ su primer viaje», plantea.




Diario de Pontevedra (29-06-2013)
la sombra de los dĂ­as
6/30/2013
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