Del Partido Galeguista a la Legión

Lo llevaron al Pazo de Fefiñáns, en Cambados, cuyo patio de armas habían convertido en un centro de detención y tortura. Manuel Pesqueira Salgado pudo haber cruzado una sobrecogida mirada en este escenario con el joven poeta socialista Ramón Barreiro, de Barrantes (Ribadumia), y con el electricista cambadés Castor Cordal, de la CNT.

Los franquistas asesinaron a Barreiro y Cordal y sus cuerpos permanecieron ocultos en una cuneta de Curro (Barro), desde el mes de septiembre del año 1936 hasta octubre de 2009.

Pesqueira, concelleiro entonces del Partido Galeguista en la Corporación de Meis, encontró un aliado entre los sublevados y logró esquivar la muerte.

No habían transcurrido dos años cuando tuvo cerca de nuevo a la parca. Fue en el asalto a una trinchera en la provincia de Lleida. Defendía entonces el uniforme de las tropas de Franco que se habían alzado contra la República.

Las heridas que sufrió revistieron tal gravedad que lo dieron por muerto, y cuando fue bombardeado el hospital de campaña en el que se encontraba, sus compañeros de filas estuvieron a punto de abandonarlo a su suerte.

Una chica, con la que había entablado relaciones en los días tranquilos de la guerra, reconoció a Pesqueira. Su insistencia evitó que lo desentendiesen de él en la atropellada huida.

Este episodio fue relatado por su protagonista a Raimundo García, ‘Borobó’, indica el historiador cambadés Joaquín Domínguez. «Escapou, medio morto, nun camión», agrega Mario Gallego, un profesor pontevedrés que impartió clases durante más de tres décadas en el colegio de Meis.

Desde allí lo trasladaron a un hospital de Zaragoza, donde estuvieron a punto de amputarle el brazo derecho, y después de recuperarse se instaló en Vilagarcía.

Nacido en el lugar de Lantañón, en la parroquia de Paradela (Meis), los avatares del destino se encadenaron de tal forma que le permitieron alcanzar el objetivo que siempre había deseado: dedicarse a la pintura.

«Pintaba no chan, pintaba nas paredes. Pintaba en todas partes», afirma Domínguez. «Fabricaba as pinturas que usaba», apunta Gallego. Pero ambos coinciden que sus padres querían que fuese otra su ocupación y lo matricularon en la Escuela de Magisterio.

Pesqueira llegó a Pontevedra en el año 1927, después de estudir durante varios años en el Colegio Ibérico, abierto en Paradela por un profesor que había impartido clases antes en Cambados y Pontevedra y sufrió represalias por haber sido un activo agrarista.

En la capital se produjo su encuentro con Castelao, cuya influencia resultó determinante en Pesqueira, tanto en la faceta artística como en la política, subrayan Gallego y Domínguez. Corre el año 1931, se funda en partido Galeguista en la cuidad del Lérez, y en 1932 sale a la calle A Nosa Terra.

«En Galicia non cabe máis política que unha política federal, nin máis caciquería que a da masa popular, iso é salvar a Galicia dos aldraxes que un nefando poder de españoleiros nos impuxo a forza de derramar sangue», escribía el 26 de febrero de 1936 en A Nosa Terra bajo el seudónimo de M. Padriñeiro S.

Dos meses y dos días después era nombrado responsable de Enseñanza y miembro de la comisión de Fomento de Intereses Comunales y de Montes de la Corporación de Meis, presidida por José Arribas, que había conseguido la victoria liderando el Frente Popular en la elecciones municipales, celebradas el día 15 de marzo.

«Un home de acción nada teórico», como lo define Gallego, apenas tuvo tiempo para poner en marcha los proyectos por los que se había comprometido con sus vecinos porque las huestes franquistas desterraron cualquier atisbo de democracia en Galicia.

Cuando quedaron atrás los dos momentos críticos de su existencia, un artista que ya había dado muestras de sus dotes antes de la Guerra Civil, acreditó su capacidad de superación cuando se vio ante la tesitura de aprender a pintar con el brazo izquierdo ante la imposibilidad de usar el derecho.

Tuvo tiempo para pasear, observar la vida diaria en Lantaño (Portas) y reflejarla en los cuadros, con sus vecinos como protagonistas, en los que destaca su humanidad y sensibilidad, además de reflejar con intensidad su carácter y fortaleza. Falleció en el año 1988.

Un profesor jubilado recientemente y un historiador que da los primeros pasos muestran su comprensión por el salto que dio del Partido Galeguista a la Legión. «Foi a forma de escapar da morte», concluye Mario Gallego. «Habería que verse nesas circunstancias», plantea Jacobo Domínguez.


Diario de Pontevedra (11-12-2011)

la sombra de los días
12/28/2011
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